¿Por dónde empiezo?

A ver, digamos que soy unA mujer aventurera…. “Creo que lo he dicho anteriormente” así que lo que al principio parecía ser un viaje para realizar un curso para ampliar mis conocimientos a la ciudad de los sueños “Barcelona” resultó ser el viaje más entretenido y resultón hasta el momento.

Siempre he sabido que Barcelona era una ciudad Cosmopolita, unas de las ciudades de España con más variedad de culturas y con una arquitectura llena de historia detrás. Si sus edificios más viejos hablaran podrían contar mucho, ya que podemos decir que es una ciudad donde la moda y la cultura están muy presente no solo para el resto de los españoles, sino para el resto del mundo. Podemos decir que por eso es una ciudad que es visitada por millones de turistas a diario, por su encanto, belleza, variedad de culturas, con edificios y parques tremendamente preciosos. Pero no me quiero extender, así que iré al grano.

Preparé mi viaje minuciosamente, ya que tenía solo tres días para poder realizar un curso que va relacionado a mi trabajo, y así de paso poder conocer cuáles serían las tendencias para el año siguiente.

Como ya sabéis siempre voy con cámara en mano, cada vez que salgo de viaje, pues esta vez no iba a ser menos. Una vez que llegue a Barcelona, a la terminal 1. Que siempre se me hace interminable cada vez que voy, por lo enorme que es pero en cambio cuando es de regreso se me hace corto, ya que no me da tiempo a poder visitar todas las tiendas “Ups, pecado de mujer”

Iba de camino al hotel era aún temprano, y me daba tiempo pasar antes para dejar todo y después poder ir al curso que lo tenía al lado de la puerta del Ángel. El Hotel estaba justo al lado de la plaza de Cataluña. Menos mal, que era de fácil acceso ya que se podía ir desde el Aeropuerto al Hotel en metro, sin tener que pagar un taxi, lo que se agradece al bolsillo. De camino al hotel, en una parada creo que era por plaza de Sants, empecé a escuchar un violín. Era un chico que se estaba ganando la vida tocando por los vagones, pero me pude dar cuenta que Vivaldi a su lado eran iguales en sus melodías. Pude comprobar que el ruido del vagón pasar por los túneles desaparecían con el son de la música. Me quede perpleja escuchando, de tal modo que me hizo trasladar a mi mundo, como siempre soñando y como suelen decir en los mundos de Yupi. No pude remediarlo y capturé ese momento mágico, que duró solo un trayecto de parada de metro a otra.

Como ya sabéis siempre voy con cámara en mano, cada vez que salgo de viaje, pues esta vez no iba a ser menos. Una vez que llegue a Barcelona, a la terminal 1. Que siempre se me hace interminable cada vez que voy, por lo enorme que es pero en cambio cuando es de regreso se me hace corto, ya que no me da tiempo a poder visitar todas las tiendas “Ups, pecado de mujer”

Iba de camino al hotel era aún temprano, y me daba tiempo pasar antes para dejar todo y después poder ir al curso que lo tenía al lado de la puerta del Ángel. El Hotel estaba justo al lado de la plaza de Cataluña. Menos mal, que era de fácil acceso ya que se podía ir desde el Aeropuerto al Hotel en metro, sin tener que pagar un taxi, lo que se agradece al bolsillo. De camino al hotel, en una parada creo que era por plaza de Sants, empecé a escuchar un violín. Era un chico que se estaba ganando la vida tocando por los vagones, pero me pude dar cuenta que Vivaldi a su lado eran iguales en sus melodías. Pude comprobar que el ruido del vagón pasar por los túneles desaparecían con el son de la música. Me quede perpleja escuchando, de tal modo que me hizo trasladar a mi mundo, como siempre soñando y como suelen decir en los mundos de Yupi. No pude remediarlo y capturé ese momento mágico, que duró solo un trayecto de parada de metro a otra.

Llegué al Hotel de la cadena Iberostar, recientemente reformado que está ubicado en el paseo de Gracia y con unas vistas increíbles a la Plaza de Cataluña.

Sabía que era bonito por dentro, pero cuando entré no pude remediar quedarme boquiabierta, ya que mi habitación me pareció ser una mansión. Iba con el tiempo justo, pero quise bajar al restaurante tenía un hambre que me moría.

Cuando bajo, y me encuentro con el catering que tenían de todo y todo tan bien colocadito, tan nuevito, que hasta pena me daba ensuciar un plato. Pero claro, eso solo lo pensé como he dicho tenía mucha hambre. Pero claro, esa es otra tantos dulces que habían que estaba mi mente entre el bien y el mal. Porque si quiero mantenerme en forma, me tengo que prohibir de muchas cosas pero pensé que más da un día es un día. Así que me serví un zumo de naranja recién exprimido, un croissant que olía recién sacado del horno y una rebanada de pan de cereales con tomate, orégano y salmón, con un café bien cargado, el sueño de haber madrugado para no perder el avión me podía.

Mientras desayunaba, sentada en una mesa pegada a una ventana miraba a la gente pasar por la calle, solo me mantenía en silencio mientras observaba el Paseo lleno de gente, personas que iban y venían. Unos que irían a trabajar, otros que ya lo estaban, turistas, y personas que se notaban que solo estaban paseando, o que vivían por la zona.

Barcelona me pareció increíble, tan Cosmopolitan, tan lleno de vida, donde se ve y nota que los sueños se pueden hacer realidad. Una ciudad llena de esperanzas y que en el ambiente se podía ver a nuestros antepasados como habían luchado y trabajado para conseguir levantar a la ciudad que es ahora. Una ciudad que tras la guerra civil quedó abatida, pero con el gran sudor y esfuerzo de aquellas personas que vivieron en la época y sus descendientes, habían conseguido hacer unas de las ciudades más bonitas del mundo, quizás por eso la llaman la “CIUDAD DE LOS SUEÑOS”

De camino al curso por las ramblas, bajando por el paseo canaletas miraba a mi alrededor y veía puestos de todos los colores y kioscos de todas las formas. Voy cada año y cada año veo cosas nuevas, es como que se renuevan y reinventan una y otra vez.

El edificio que más me gusta es uno que hay bajando de camino al puerto, que queda a mano derecho, y que tiene un dragón y un paraguas en la fachada. Es realmente precioso, no sé cómo se llama pero me resulta un edificio muy friki y lleno de misterio. Pasando por la puerta del mercado de la boquería quise parar y entrar, para comprarme unas piezas de fruta y así poder verlo por dentro, era enorme no podía entretenerme pero vi lo suficiente para ver la gran magnitud y la vida que se movía allí dentro. Vida así es como la denomino, solo cerrar los ojos y respirar profundamente parada en medio de las ramblas a la altura del teatro Liceu es lo que sentí cuando respiré profundamente. Había tanto movimiento por todos los rincones que casi me despisto de la hora que era y llegaba tarde al curso, para lo que había ido.

El curso duraba hasta las cinco de la tarde, así que pensé que me daría tiempo a hacer un poco de turismo por la ciudad. Bajé hacía las ramblas pasando por el museo de cera y entré a un bar que esta justamente al lado llamado “El bosc de les fades” El bosque de las Hadas. Si no supiera que era un bar, nada más entrar por la puerta me pareció que era el “País del nunca jamás” donde Peter Pan y Campanilla recobran vida junto con el Capitán Garfio y los niños perdidos. Aquello parecía haber salido de un cuento de hadas, era precioso que me era imposible no hacer volar mi imaginación, la niña interior que tengo dentro era imposible retenerla, me pedí un tentempié era la hora de la merienda así que les pedí un bocadillo de “longaniza de Vic” que es una de las mejores que hay en la tierra con el pan con tomate y una botella de agua. Cuando terminé cogí rumbo hacia la plaza Cataluña de camino al Hotel pero empezó a llover.

El día se me hizo muy ameno, aunque no podía dejar de pensar en aquellas calles llenas de gente paseando. Entre ropa, focos, colores y combinaciones, así se me pasó el día…Y pensar, que las tendencias de un año para otro ya se preparan el año anterior…jamás lo pensaría, pero es lo que tiene el maravilloso mundo de la moda que es creatividad y siempre están inventando los diseñadores, no paran de imaginar combinaciones haciendo mil y una prueba en maniquíes viendo que queda y no queda bien.